viernes, octubre 05, 2012

Estocolmo


Se la llevaron una noche, en silencio, mientras dormíamos. Estaban bien entrenados, apenas hicieron ruido. Ahora miro la televisión y todo son flashes, y preguntas, su rostro desencajado en la ficción de una alegría que se le supone, que no logra sentir. Y yo con el fusil al hombro, perdido en esta selva que dejó ya de ser nido y ha vuelto a ser guarida. Tan perdido y tan solo y tan harto de la lucha.

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