martes, junio 30, 2009
Pequeñas batallas
Se preguntó muchas veces por qué. Se preguntó incluso cómo, y eso que nadie sabía mejor que ella lo que había pasado. Le miró casi por reflejo, buscándole arriba a pesar del miedo que da la sinceridad de unos ojos a quemarropa. Creyó intuir una sonrisa, la sintió correr por su espalda como un impulso contagioso, siempre vertical, siempre creciente y como un rayo hasta la nuca. Luego el vacío punzante y sordo, aislándola de todo y de todos. El mundo ausente o concentrado en un sólo punto. Segundo beso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Hay que ser muuy valiente para aguantar las miradas a quemaropa!eso si, en el segundo beso es más fácil que en el primero!
Juer
Bonita manera de describir las sensaciones de un beso que llevamos esperando tanto tiempo.. Un saludo Jorge =)
A mi me pasó algo parecido una vez, pero no había silencio, a mi me retumbaban los latidos del corazón en los tímpanos.
Qué presión!
Cada situación es un mundo, está claro...
:)
Publicar un comentario