lunes, octubre 30, 2006

El optimista

Me niego a creer que soy yo el optimista. La gente tiende a pensar que la referencia de una perspectiva es siempre su valoración personal, de la que hablan en términos casi axiomáticos, como si no reconocieran sus propias opiniones entre la maraña de basura demagógica que escupen por acto reflejo al ver desestabilizado su sistema de valores. Yo no soy un revolucionario, ni un asesino; y, sin embargo, temen mis deseos más que a cualquier fusil. Mata a un hombre por sus ideas y le harás menos daño que mostrándole su error.

Vamos a jugar a que todo es posible, y las reglas de la vida ya no las dictan los dioses, sino el espíritu de los hombres. Ahora... ahora imagina que no estoy equivocado: que eres tú el pesimista.

Que soy yo el que mira a la Verdad a los ojos.

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