Of Books and Men

Me preguntó Olaya ayer que qué tal el regreso a la literatura. Pues bien, qué te voy a contar. Después de un semestre entero concentrado en la sintaxis, a pesar de lo mucho que me gusta, me he acordado de que soy tan fan de una como de la otra. Ahora bien, vago sigo siendo un rato, así que no sé cuánto acabaré leyendo de lo que se me pide. Las propuestas no están nada mal.

Tengo estos dos sobre la mesita de noche, como quien dice, porque entenderá el respetable que de Erasmus ni mesita de noche ni hostias. The Great Gatsby está en el programa, porque este semestre tengo Americana del XX. Of Mice and Men no. Pero claro, muy mío: si tengo que leer tres libros, me compro un cuarto, que me apetecerá leer mucho más que el resto. Por nada en especial, aparte del hecho de que lo he elegido yo y no me lo ha mandado nadie. Si llega a entrar en el programa, igual ni miro para él.



Por suerte para mí, o para mi cultura, o lo que sea, estoy demasiado interesado en The Great Gatsby como para no leerlo. Es denso, todo sea dicho. Cuesta avanzar, porque hay que seguir cada palabra. Claro que podría leerse del tirón, pero eso sería obviar tantas reflexiones (debe de tener cinco por frase) que todo propósito del libro se iría a la basura. Tengo la sensación de que es uno de esos libros de los que se aprende mucho -hasta cierto punto, no se confundan: sigo sin pensar que un libro pueda cambiarle la vida a alguien-, y quiero aprender todo lo posible. Así que con calma.

El resto, de lujo también: Henry IV, The Tempest, Pale Fire (Nabokov), Heart of Darkness, The Wasteland... Pero hacerlo así, con 15 libros a leer en 4 meses, resta valor individual a cada uno y lo hace un poco menos especial. Y no hay cosa que más me joda. Ni con los libros, ni con las pelis, ni con los discos. Eso no se hace.

Menos mal que la gota de sudor sexy de la frente de mi profesora lo compensa todo.

Argh.